12,7 x 81 SR Breda

HISTORIA:
Tras la Primera Guerra Mundial, la casa Vickers estudiaba la construcción de una ametralladora pesada. Inspirándose en el cartucho antitanque alemán de 13 mm y en vainas de cartuchos .600/.500 para caza mayor africana, en 1921 presentaron el cartucho V/580.5″ o .50 Vickers Mk I, junto con la ametralladora correspondiente.

El arma se montó en carros, aviones, y como antiaérea. Tuvieron un éxito limitado, aunque se exportaron algunas unidades, entre otros países a Italia. Sin embargo, se consideró que las armas vendidas al extranjero no podían ser del calibre reglamentario por lo que tuvo que rediseñarse el cartucho (1924).
Fue un rediseño muy somero. Apenas se aumentó el diámetro del culote, que pasó a ser “semi-rimmed” (semi reborde) y se montó una bala más ligera y pequeña. El resultado entusiasmó en Italia y Japón aunque ninguno de estos países adquirió más ametralladoras, pero adoptaron el nuevo cartucho y diseñaron armas para ellos (Breda-Safat, Italia; H0-103, Japón).

Los aviones FIAT Cr.32 “Chirri”, Savoia S79, FIAT BR20 y los hidroaviones CANT Z-506, montaron estas versátiles armas. Con ellos vinieron a nuestra Guerra Civil. Tras esta contienda, la Pirotécnia Militar de Sevilla, fabricó este cartucho en pequeñas cantidades. Las armas se reciclaron y acabaron su vida útil en la proa de los Heinkel He-111 que fabricó CASA.

Podía disparar balas ordinarias de plomo con envuelta de cuproníquel, granadas explosivas con la punta chata y balas trazadoras. Al parecer, las granadas explosivas fueron abandonándose tras algunos accidentes en que la bala explotó dentro del cañón.

Arriba, foto de los eslabones “tipo Prideaux” de la cinta desintegrable para estos cartuchos. FOTO: DAVID.

Texto basado en el artículo publicado por D. Artemio Mortera en la revista ARMAS nº 250.

El libro “Cartuchería Española” de Molina-Orea, afirma que se construyeron pequeñas cantidades en España durante y después de la Guerra Civil. Cita unos lotes construidos en la Pirotécnia de Sevilla con vainas vacías pero cebadas, de origen italiano troqueladas “BPD 39 S”, siendo la “S” de “Scopiante” (explosivo), aunque sólo se le montaron balas ordinarias y trazadoras, de construcción íntegramente propia, a partir de 1946 (ya marcados PS 1946).

En la Fábrica Nacional de Palencia, ya en 1973-74 y a partir de lotes de vainas recuperadas, se hizo una cantidad reducida de cartuchos de fogueo (cierre en estrella, con cera roja, con marcajes de la Guerra Civil “SMI 938 L” y de instrucción, con igual tipo de marcajes, con la bala hueca, sin carga y con un moleteado en la vaina.

En todo momento le denominan como 12,7×80 P y siempre citan como longitud de la vaina de 80.00 a 80.01 mm.

Corte de una bala perforante incendiaria (punta azul con cuatro agujeros) y perforante-trazadora-incendiaria. FOTOS: CGL

Cartuchos trazador-explosivo y trazador-perforante, seccionados. FOTO: ECDV / PHILIPPE

Cinta de ametralladora con disparos explosivos y detalle del marcaje de un eslabón. FOTOS: EDUARD