.30 Stoll

HISTORIA:
Hacia 1960, el austriaco Stoll experimentaba con un cartucho para algo intermedio entre fusil de asalto y subfusil.

Para sus pruebas empleaba un subfusil UZI SMG recamarado al .30 Carbine M1, pero con una bala más larga y pesada en distintas configuraciones: ojivales ordinarias de fusil, cónicas, e incluso con bala maciza de acero que necesitaba un cañón especial poligonal.

La bala ojival ordinaria de 8 gramos que se empleó con más asiduidad parece ser que se diseñó con anterioridad para fabricar cartuchos de sobrepresión y Stoll simplemente aprovechó estos sobrantes.

Posteriormente, la aparición del 5.56×45 NATO/.223 Rem influyó en los experimentos de Stoll. Escéptico al principio, pronto empezó a diseñar armas en este calibre.

Para sus primeros experimentos, como no disponía de cañones del .223, siguió utilizando el .30 Stoll/.30 Carbine pero con bala subcalibrada con sabot. Este .30/.223 tuvo una vida efímera. El sabot no se desprendía correctamente al abandonar el cañón por lo que se descartó tan pronto como se pudo disponer de cañones en calibre .223.